Argentina: ¿Che, vos votarías de nuevo a Alberto Fernández,  ni en pedo, no?

Por José Schulman

Entonces no votes a Santoro que es su clon porteño: radical de los que no repudiaron las leyes de impunidad, obsecuente de los que votaron la deuda con el FMI a mano alzada y macartista como toda la derecha argentina.  En Caba hay una alternativa de izquierda, patriota, antimperialista y por la Patria Grande, se llama Confluencia por la Igualdad y la Soberanía y está conformada por los compañeros de  Unidad Popular, Patria de Iguales, Izquierda Popular, el Movimiento La Ciudad Somos Quienes la Habitamos y el Partido Comunista

Santoro comenzó a militar a fines del siglo XX, en 1999, cuando Alfonsín sifrió un accidente y un grupo de radicales le hizo el aguante.  O sea, más de una década desde que Alfonsín traicionó el voto popular con su Felices Pascuas y las leyes de  impunidad primero y luego sancionó uno más de los interminables ajustes al bolsillo de los trabajadores.  Ese es el Alfonsín de Santoro, el  peor de los Alfonsines de la historia, la imagen de la decadencia radical subordinados a Menem y el Imperio.  Radical como el que mandó asesinar a  los obreros de la Patagonia Rebelde en 1921. Un partido del Poder como el Pejota de Menem, Massa y el dueño de Pagina 12.

Casi todos coinciden en que el punto de inflexión, la clausura del carácter contradictorio del gobierno de Alberto Fernández y su homogenización derechista deriva del acuerdo con el FMI de enero de 2022.  Allí la Cámpora se enfrentó al resto del peronismo y del gobierno dejando sentado que el acuerdo era continuismo macrista y liquidaría la experiencia del Frente de Todos; pues bien, Santoro asumió el rol de espada de izquierda del acuerdo con el FMI no solo llamando a votarlo sino hostilizando a todas y todos los que pensarán distinto.  Fue clave en el hundimiento del gobierno de los Fernández, qué ganaría el campo popular con otra marioneta del Fondo Monetario?   No podemos volver a perder el voto.

Es una paradoja, o no, que sea un radical de pura cepa el que intente disciplinar al movimiento popular porteño detrás de un Partido Justicialista de la Ciudad que, por lo menos, ha sido complaciente y funcional a todas las políticas de entrega y negociados de las administraciones amarillas de Macri, Larreta y Macri el primo.  Los militantes de derechos humanos no olvidaremos jamás que fue el partido Justicialista de la Capital el que acordó con Macri disolver el Instituto Espacio para la Memoria para apoderarse del Ente ESMA de modo tal que lo “estatizó” facilitando a la ultraderecha el copa miento que hoy realiza para intentar cerrar el espacio de memoria.  Fue Paula Pennaca, ahora diputada nacional, la portavoz de ese  proyecto y la que propuso prohibirle la palabra a Nora Cortiña.  Todo está guardado en la Memoria, así como la obsecuencia de quienes hoy lloran lagrimas de cocodrilo ante las perdidas estratégicas.

En “El hombre y el socialismo”, Ernesto Guevara, analiza que el extravío del Partido Comunista Soviético había comenzado con la paulatina mercantilización de toda la vida económica y social.  Decía él que los caminos se comienzan a separar e imperceptiblemente se termina en otro lado que el proclamado.   Así le pasó al Kirchnerismo, en aras de asegurar el proceso virtuoso de los primeros años fue haciendo alianzas cada vez más a la derecha hasta terminar en brazos de Massa, un alfil del Imperio Americano y de la mafia cubana de Miami, Alberto Fernández, Scioli, Santoro y la caterva de burócratas sindicales empresarios como el dueño de Pagina 12 y Octubre, Víctor Santa María.

La opción del mal menor ya ha sido probada hasta el hartazgo en Argentina; quieren recordar algunas metidas de pata memorables?

Se nos dijo que votáramos a Menem para que no gane la derecha radical, y en esa cagada cayeron hasta el grupo de los Ocho, Germán Abdala,que luego se rebelaría y encabezaría la formación de la CTA.  De algún modo los compañeros de Unidad Popular, Claudio Lozano, son los herederos y continuadores de esa tradición valiosa.

Para vencer a Menem se nos dijo que había que votar al Frente Grande aliado al Radicalismo tradicional, te acordás Santoro no?; la garantía de la formula presidencial era Chacho Álvarez pero todo falló  y De la Rúa terminó asesinando compañeros en la Plaza de Mayo y todo el país. 

Cristina fue la que dijo que a la izquierda de ella solo estaba la pared y excluyó de cualquier candidatura o función a cualquiera que no practicara el “Si jefa”, como los antiguos dirigentes sociales Hugo Yaski y Carlos Heller, traidores de la tradición de Isauro Francisco Arancibia en CTERA y de Floreal Gorini en el cooperativismo de crédito.  Nadie se asombra que ahora se rindan ante Santoro y la mafia del Pejota Porteño.

Luego, ya sabemos, para derrotar a Macri había que votar a Alberto Fernández y para que no gane Milei llegamos al colmo de votar a Massa.  Mucho no?  Y lo patético es que se sigue fundamentando que para vencer al fascismo hay que aliarse con la derecha como vomita sábado a sábado el periodista Aliverti desde la radio y Horacio Verbitsky desde el portal que dirige.

No queremos repetir la tragedia de poner los muertos contra Milei para que luego una variante de derecha se quede con el gobierno y todo vuelva a empezar.

Es la hora de la Patria grande y para eso es necesario comenzar con un gesto de autonomía, salite de la manada y aposta a la izquierda antimperialista.

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