Por José Schulman
En medio del proceso de reorganización de la dominación colonial sobre el país retomada por Milei y las derechas argentinas, la gran obra “el Imperialismo, fase superior del capitalismo” de Vladimir Lenin escrita en el exilio en 1916, adquiere trascendencia. Ante todo, para entender qué lugar ocupa nuestro país en la situación actual de crisis. Hubo un tiempo en el que lo dieron por muerto. Querían presentar la caída del Muro de Berlín, como el fin del comunismo. Después hicieron lo propio con la Perestroika, aunque a la URSS no le quedaba nada de leninismo desde hacía décadas. Sin embargo, Vladimir Lenin se las ingenia para volver, siempre. En estos días, el cipayo y su equipo en el Ministerio de Relaciones Exteriores, se burló de él al hablar de la “autodeterminación” de los kelpers plantados por Inglaterra tras las sucesivas invasiones iniciadas incluso antes de 1833. Lenin escribe en su texto de 1914, “El derecho de las naciones a su autodeterminación”, precisamente en contra de los intentos de colonización y dominación que imperaban durante esos tiempos de guerras imperialistas. Es muy necesario volver a leer esos textos.

El imperialismo, otra vez de moda
La palabra imperialismo, está nuevamente en boca de muchos en nuestro país. Incluso aquellos que teorizaron sobre el fin de la historia, de las ideologías, y de todo lo que tuviera que ver con el marxismo, ahora se llenan de imperialismo la boca. Para separar la paja del trigo, y las palabras de los hechos, hablemos del libro que mejor analiza esta etapa del capitalismo: “el Imperialismo, fase superior del capitalismo”. Claro que no es un talismán y deben estudiarse la inmensa cantidad de cambios producidos en cien años pero la esencia del libro sigue siendo exacta: el imperialismo es un resultado del despliegue de las dinámicas, leyes, de reproducción ampliada de capital. El texto fue escrito, al decir del autor, “con la ayuda de los datos generales irrefutables de la estadística burguesa y de las declaraciones de los sabios burgueses de todos los países”. Con esto queremos aclarar que no se trata de un panfleto, sino del estudio científico de las características de un sistema económico que aún persisten. Por ejemplo:
“La concentración de la producción y los monopolios” (hoy mismo el grupo de origen cordobés Arcor, dueño del “cordobecismo” que gobierna la otrora provincia de la Reforma Universitaria y Agustín Tosco acaba de comprar la principal empresa láctea La Serenisima, en complicidad con la trasnacional Dadone de modo tal que En total, la firma de Luis Pagani manejaría el 35% de las ventas en galletitas, el 60% de la leche fresca, el 46% en otros lácteos, y mas del 70% de las mermeladas)
-“Los bancos y su nuevo papel”. (Una de las consecuencias no reparadas del genocidio encabezado por Martínez de Hoz, la Asociación empresaria y la Junta Militar fue la financiarización de capitalismo argentino de modo tal que la tasa de interés desde entonces supera a la tasa de ganancia media generando el parasitismo y la timba financiera de del cual la Deuda Externa es su instrumento de dominación y el grupo de economistas del tipo Caputo ).
-“El capital financiero y la oligarquía financiera” (para recordar su dominio estructural conviene no olvidar la vigencia de la Ley de Entidades financieras de la dictadura, intocada por todos los gobiernos electos por el voto bajo reglas constitucionales, y el salvataje que tuvieron luego de la crisis del 2001 en Argentina y del 2008 a nivel mundial. En términos poéticos vale aquello de Bertol Bretch que robar un banco es delito nunca será peor que fundarlo).
-“La exportación de capitales” (el imperialismo moderno, el fruto del capitalismo reemplazó la invasión militar por el ingreso de capitales, aunque nunca dejaron de mantener la opción militar como acaba de recordar el pueblo dominicano invadido por los EE.UU. en 1963 para derrotar la insurgencia cívico militar que buscaba reponer al presidente constitucional Juan Bosh).
-“El reparto del mundo entre las asociaciones de capitalistas” (hemos sufrido el dominio imperial español primero, el británico después y el norteamericanos desde hace unos setenta años, finales de la segunda guerra mundial y expansión yankee a costa de los monopolios europeos, claro que para consolidar esa dominación en 1954 apoyaron el golpe de estado en Paraguay y Guatemala, luego en Brasil, luego en Chile y Argentina y para finales de la octava década del siglo XX todo el Continente estaba bajo su dominio, incluidos Colombia y México donde nunca necesitaron gobierno militar por las garantías civiles coloniales).
-“El reparto del mundo entre las grandes potencias” (el ejemplo clásico fue el saqueo de África y la repartija de Medio Oriente luego de la caída del Imperio Otomano en 1914, origen del dominio británico y luego israelí sobre Palestina, hoy potenciado por el genocidio de Gaza).Esto es menos que un resumen, apenas una reseña de los temas que trata el texto. Sin embargo, nos vamos a detener especialmente en uno, por su trascendencia, y para comprender el resto de la nota, y el lugar que ocupa la Argentina en el mundo.
En el texto, Lenin divide a los países entre opresores y oprimidos. Los países opresores, son los imperialistas, las grandes potencias que luchan por el reparto del mundo. Del otro lado, están los oprimidos, aunque existen diversas formas de dominación. “Para esta época son típicos no sólo los dos grupos fundamentales de países: los que poseen colonias y los países coloniales, sino también las formas variadas de países dependientes políticamente independientes, desde un punto de vista formal, pero, en realidad, envueltos por las redes de dependencia financiera (Nota del autor: como la deuda externa) y diplomática”.
¿Y adivinen qué país pone como ejemplo Lenin de país dependiente desde el punto de vista financiero? Claro que sí, a la Argentina y su dependencia de Inglaterra, en los tiempos del Centenario, del modelo agroexportador y los ferrocarriles. La discusión pasa por si la segunda independencia se ha concretado, o no en los procesos auto percibidos como “progresistas”, “desarrollistas con industrialización y ampliación del mercado interno con intervención activa del Estado” con que se conocen a los años del gobierno de Néstor y Cristina Kirchner, primero y del Frente de Todos de Alberto y Cristina Fernández después. Pues bien, si el gobierno de Milei es un ejemplo de manual de lo que los fundadores del marxismo llamaba estado es porque nunca se rompió el sistema de dominio y propiedad creado a finales del siglo XIX por el matrimonio de tres: el Imperio Británico (luego reemplazado por los EE.UU., la oligarquía terrateniente y la burguesía comercial hoy fundada en un sólido bloque económico que gestó y se consolidó con el genocidio del 76’. Repasemos solo las definiciones
Carlos Marx: el estado es el consejo de negocios de la burguesía o como lo escriben en El Manifiesto Comunista junto con Federico Engels Hoy, el Poder público viene a ser, pura y simplemente, el Consejo de administración que rige los intereses colectivos de la clase burguesa Manifiesto del Partido Comunista . Lo peculiar aunque no original es que los grupos económicos con asiento en nuestro territorio, no argentinos sino subordinados al capital internacional, han asumido con sus propios empleados la gestión de lo público transformado en fuente de ganancias extraordinarias con una conciencia de clase que los lleva a apoyar hasta las medidas puntuales que les pueden ocasionar problemas temporales.
Lenin, a días del asalto al Palacio de Invierno (que tanto odio provoca en burgueses y moderados) se dedicó a estudiar toda la obra de Marx y Engels sobre el estado, apuntes que luego fueron transformados en una obra imprescindible “El estado y la revolución” allí escribe una frase contundente, contra el “cretinismo parlamentario” que pretendía estabilizar un gobierno burgués vacilante como el de Kerenski o como dice textualmente Lenin poco después del triunfo de noviembre de 1917: “Según Marx, el Estado es un órgano de dominación de clase, un órgano de opresión de una clase por otra, es la creación del «orden» que legaliza y afianza esta opresión, amortiguando los choques entre las clases. En opinión de los políticos pequeñoburgueses, el orden es precisamente la conciliación de las clases y no la opresión de una clase por otra. Amortiguar los choques significa para ellos conciliar y no privar a las clases oprimidas de ciertos medios y procedimientos de lucha para el derrocamiento de los opresores.” https://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/1910s/estyrev/hoja2.htm
Contra el relato liberal, pretendidamente ingenuo, la historia del poder en la Argentina es la historia de tres genocidios: contra los pueblos originarios, contra la nación guaraní y contra la generación de los 70; no olvidar que la Argentina es un país post genocidio y ninguno de ellos fue castigado y reparado. El nucleo del aparato militar, la Inteligencia como arma militar nunca fue extirpada y el fraude del supuesto asesinato del agente sionista Nisman mostró que los principales jefes seguían siendo los mismo; claro que hoy el eje no es el Ejercito sino las fuerzas armadas de custodia de las fronteras, gendarmería y prefectura, las policías provinciales, la federal y la aeronáutica que en su conjunto triplican el personal armado por el Estado en el territorio que cualquier país del sur americano (incluido Chile y Brasil). Da vergüenza ajena que la principal propaganda del gobierno de Kicillof sea para aumentar la gigantesca Policía Bonaerense, un poder autónomo si lo hay.
Antonio Gramsci dedicó lo mejor de su producción a entender por qué había sido derrotada la revolución italiana de los consejos obreros y ahí llega a la conclusión que el estado de principios del siglo XX (cuando triunfarían Hitler en Alemania, Mussolini en Italia, Oliveira Salazar en Portugal, Franco en España y algunos otros fachos en Rumania, Hungría, etc) se debe a que el estado que habían descripto Marx y Lenin, cuya descripción asume como propia, ahora había recubierto el núcleo duro de la dominación, el poder militar, con una serie de mecanismos súper estructurales que lo fortalecían y habría que “tomar” o “derrotar” antes de emprender el asalto al núcleo duro, esencial…Con sus propias palabras: “La supremacía de un grupo social se manifiesta de dos modos, como dominio y como dirección intelectual y moral. Un grupo social es dominante respecto de los grupos adversarios que tiende a liquidar o a someter incluso con la fuerza armada, y es dirigente de los grupos afines y aliados. Un grupo social puede y hasta tiene que ser dirigente ya antes de conquistar el poder gubernativo (esta es una de las condiciones principales para la conquista del poder); luego, cuando ejerce el poder y aunque lo tenga firmemente en las manos, se hace dominante pero tiene que seguir siendo también dirigente. (…) debe haber una actividad hegemónica incluso antes de llegar al poder, no se tiene que contar sólo con la fuerza material que da el poder para ejercer una dirección eficaz” 14.
Se podría decir que el fracaso de las infinitas tentativas de construir una fuerza política alternativa revolucionaria responde entre muchas razones (subestimación del carácter capitalista de la argentina, desde el propio momento de su conquista europea, la invención de un sujeto fantasma como es la burguesía nacional, las ilusiones en el formalismo institucional al que no consideran “estado” ni como Marx, ni como Lenin ni como Gramsci, etc) radica en la incomprensión que no hay dos tiempos, uno en el que se conquista el gobierno por medio del sistema institucional burgués y otro en que construimos el proyecto de liberación y lo difundimos. Ahora mismo juegan todas las fichas a las elecciones de legisladores nacionales sin aportar a desatar un ciclo de luchas que ponga en crisis todo el poderío mileista: solo las luchas de calle y el ejercicio de la violencia popular las puede conmover. Las urnas no sirven para eso, pueden servir para otros propósitos pero no para derrotar a un gobierno fascista.
La esencia de la lucha contra el imperialismo, pasa por las medidas que se toman para romper los lazos de dependencia. Todo lo demás, no sirve para nada. Aquí abajo adjuntamos un link para leer el libro de Lenin. Afortunadamente, su vigencia es cada vez más indiscutible.
http://www.marx2mao.com/M2M(SP)/Lenin(SP)/IMP16s.html
Esta nota continuará con el análisis de la obra leninista “Dos tácticas de los comunista en la revolución democrático” escrita en su exilio (Ginebra) en 1905, pero que es imprescindible para entender el fracaso de las estrategias del progresismo en este siglo XXI en nuestra tierra argentina.








