¿Por qué los presos políticos son invisibles para casi todos (incluidos los gobiernos populares y la izquierda revolucionaria de las américas)?

Por José Ernesto Schulman

¿Es qué subsiste la “razón de Estado” stalinista en el pensamiento progresista y de izquierda?

En memoria de Fernando Martínez Heredia   uno de los revolucionarios cubanos que más dirigentes populares formó en la región, director de “Pensamiento crítico” en los 60, censurado en los 70 -el periodo más dogmático “soviético”- y valorado en alto grado por quienes buscan, tal como Fidel al final de su vida , sacar a la Revolución del estancamiento. Falleció en 2017 rodeado del respeto de todos

Los hechos son contundentes, en el nuevo ciclo de dominación colonial imperialista no solo hay “batalla cultural”, fake news, pos verdad, dominio cuasi monopólico de las agencias, canales y portales de noticias, las redes sociales y de los “comunicadores sociales”, también hay materialidades contundentes. Las grandes movilizaciones sociales populares del 2020 en Chile, Bolivia y Colombia fueron aplastadas a garrote y balas, con una perversa “dedicación” a cegar compañeros apuntando a sus  ojos; ahora mismo todos los miércoles en Buenos Aires golpean a los manifestantes en apoyo a las demandas de los jubilados y en Bolivia intentan asesinar a Evo y golpean sistemáticamente a los manifestantes en contra de su proscripción.

Pero hay más todavía, la cifra de presos políticos crece en todo el continente: en EE.UU. a los 126 registrados antes de Trump se suman diariamente migrantes  y personas solidarias con los migrantes en cifras difícil de cuantificar por ahora pero que fácilmente superan los 200[i], en Chile siguen presos unos ochenta militantes de la causa mapuche (todos acusados de violar la “ley antiterrorista”), unos treinta que quedaron de la revuelta popular que posibilitó el ascenso de Boric al gobierno  y aún algunos que vienen del periodo de la lucha armada contra el dictador Pinochet como Mauricio Hernández Norambuena (hay otros capturados recientemente en La Paz y París); en Bolivia ya suman ciento veinte los presos políticos procesados bajo la ley antiterrorista bajo el gobierno de Lucho Arce (en febrero cuando la Coordinadora realizó una misión solidaria había noventa y ocho en condiciones de detención inhumanas que de por sí implican torturas según los convenios firmados alguna vez por el Estado Plurinacional y sigue totalmente, pornográficamente impune el intento de magnicidio de Evo Morales que también ha sido proscripto electoralmente, por el lado argentino el intento de magnicidio de Cristina Fernández sigue impune y ella misma está al borde de la proscripción mientras Milagro Sala ve acumularse condenas en su contra desde su prisión domiciliaria debido a grave afección de salud que se mantiene (Milagro está presa desde enero del 2016) mientras que en Paraguay hay tres mujeres en condiciones de prisión de  extrema crueldad: Laura Villalba, Carmen Villalba y Francisca Andino, detenidas y víctimas de torturas en el penal de Minga Guazú al tiempo que ya pasaron cuatro años desde el secuestro de Lichita, la hija de Carmen Villalba por las fuerzas estatales paraguayas; falta todavía dar cuenta de Víctor Polay preso desde hace 32 años en la base naval de El Callao, Perú, donde en diciembre falleció nuestro compañero Miguel Rincón Rincón por falta de atención médica luego de veintiséis años de encierro para que luego su cuerpo fuera desaparecido legalmente por el Estado peruano que lo incineró  y esparció en algún lugar desconocido para su familia o el Salvador donde el régimen de excepción mantiene miles de presos arbitrariamente de los cuales, al menos unos treinta deben ser considerados presos estrictamente detenidos por razones políticas.[ii]  La represión y las detenciones se ha extendido a casi todo el continente, empezando por Panamá y el genocidio continuo en Haití por medio del hambre y la enfermedad sin atención.

Ahora bien, El Lawfare no solo nos pretende corruptos y ladrones, también pretende que la dictadora Añez y los terroristas cubanos y venezolanos sean los únicos presos políticos. Los buscadores de internet traen a cuento de la pregunta sobre los presos políticos las listas que las ONG compradas por el Imperio han armado: según ellos son 1086 en Cuba, 314 en Venezuela, 46 en Nicaragua y 187 en Bolivia. Solo nombraré a una sola: la dictadora y asesina Añez, culpable de dos masacres es presentada como perseguida política, igual que Camacho.  Desde la Coordinadora Americana por los Derechos de los Pueblos nos rebelamos ante tanta infamia y sostenemos un registro de presos políticos del Continente, comenzando por explicarles como construimos el concepto de preso político: lo principal es el contexto político, la secuencia de acciones políticas de uno y otro lado y no el acto en sí o la jerarquía. Los militares venezolanos reduciendo la invasión mercenaria de 2020, la Operación Gedeón, no violan ningún derecho sino que ejercen el sagrado derecho a la defensa de la soberanía nacional; en cambio, los miles de bolsonaristas que intentaron abortar el gobierno de Lula afectaron justamente el derecho a la auto determinación de los pueblos, el más sagrado de nuestros derechos. Nosotros decimos: Preso político es toda persona privada de su libertad por luchar  contra la dominación colonial, las políticas de explotación y expoliación de los pueblos, toda forma de discriminación, estigmatización y criminalización de las formas de asociacionismo y resistencia; el modo de ejercer el sagrado derecho a la resistencia es de soberana decisión de cada organización, grupo o colectivo popular. Esa lucha puede darse desde el movimiento popular o desde funciones gubernamentales; el carácter de preso político no deviene del acto por el cual se lo persigue y encierra sino por el contexto histórico: presos políticos son los que luchan contra el Imperio y sus políticas coloniales quien lo coloca en el lugar de perseguido y/o preso político por tal razón, más allá de la excusa discursiva o judicial Reconocemos el sagrado derecho de los pueblos a defender su derecho a la soberanía, autodeterminación y la elección de su destino histórico. En ello nos inspiramos en la tradición de Simón Bolívar y José de San Martín, de Túpac Amaru y Túpac Katari, de Emiliano Zapata, Augusto Sandino, Salvador Allende y el Che. El preso político puede tener, o no, causa judicial y hasta sentencia firme, ya que el tradicional conservador, elitista, patriarcal, clasista, xenófobo, arbitrario Poder Judicial ha sido transformado por los EE.UU. en un arma de la lucha política con máscara jurídica bajos doctrinas tan cínicas como la del “derecho del enemigo” que niega derechos a los que luchan; por lo que denunciamos que esa causa judicial está originada o potenciada por la persecución política, razón por la cual la libertad de nuestros compañeros siempre será producto de decisiones políticas conquistadas por la lucha a la cual nos debemos y convocamos. Por el contrario, aquellos que se prestan a maniobras golpistas, desestabilizadoras (desde las acciones inscriptas en la guerra psicológica a las acciones terroristas directas) no merecen portar el honroso nombre de presos políticos ya que sus acciones tienden a liquidar conquistas políticas, económicas, sociales, culturales, etc. y generalmente se encuadran o favorecen planes imperiales de colonización y sometimiento. En todo caso, también para ellos reclamamos el estricto cumplimiento de los procedimientos que garanticen los derechos humanos reconocidos en Pactos y Convenios Internacionales de las Naciones Unidas y otros ámbitos internacionales. La diferencia no es antojadiza: defendemos a quienes bregan por defender, ampliar o conquistar derechos para los pueblos y repudiamos a quienes buscan recortarlos o anularlos. No es lo mismo

El carácter político del concepto de “preso político” es indiscutible.  No somos ingenuos y por eso no nos asombra que los gobiernos imperiales de EE.UU:  y Europa,  y sus “gatitos mimosos” como Milei, Bukele o Boulart hagan campaña por la libertad de los que ellos consideran presos políticos de Cuba , Venezuela y Nicaragua y nieguen de un modo absoluto la existencia de los presos políticos en general, y los que ellos mismos mantienen encerrados en particular; como hemos explicado mil veces a diferencia de los 70 del siglo pasado en que nos acusaban directamente de “subversivos”, “terroristas” “asesinos” y en todos los casos de “comunistas” y la época actual es que a la mayoría de los nuevos presos y perseguidos políticos los acusan de ladrones, corruptos o de cometer delitos sexuales (fue el caso de Lula en Brasil, de Correa y Glass en Ecuador, de Jaime Castillo en Perú, Cristina y Milagro en Argentina (en el caso de los líderes populares tan temidos por el Imperio) o directamente de criminales comunes para el resto de los más de dos mil quinientos presos políticos. 

Hasta aquí todo es entendible en el marco de la lucha de clases y el gran combate del Imperio norteamericano para conservar todo América como su patio trasero.  Pero el problema a discutir es por qué la cuestión de los presos  políticos del Imperio, encerrados en Chile, Perú, Argentina, Colombia, Paraguay, El Salvador, Ecuador y Bolivia no figuren en los portales informativos ni de los gobiernos de Cuba y  Venezuela ni de la mayoría de los partidos comunistas, revolucionarios, antimperialistas del continente.  El Foro de San Pablo lanzó en diciembre de 2019 una campaña mundial por la libertad de Lula pero se abstuvo de  pronunciarse por el resto de los presos del Continente.  Doy fe de ello porque fui invitado a participar de la reunión del grupo de trabajo del Foro reunido en La Habana en ocasión del Encuentro Antimperialista y me  permitieron exponer sobre el tema con el resultado conocido.  Lo mismo ocurrió durante la constitución del Consejo de Movimientos Sociales del ALBA realizado en diciembre de 2024 donde también pude exponer ampliamente pero las propuestas de una campaña continental por todas y todos los presos no fue aprobada.  Antes de intentar entender esta posición política, ampliamente mayoritaria en la izquierda latinoamericana me parece pertinente recordar que durante quince años fui secretario nacional y luego presidente de la Liga Argentina por los Derechos Humanos que mantuvo y mantiene con Cuba y Venezuela una posición solidaria absoluta e invariable.  Solo voy a mencionar que el primer Comité por la Libertad de los Cinco Patriotas Cubanos encerrados por el Imperio entre 1998 y el 2014 fue el en la sede de la Liga Argentina que también aportó la labor del abogado Carlos Zamorano para la defensa jurídica  y de nuestra presidenta histórica Graciela Rosenblum para el Comité Internacional viajando varis veces a los propios EE.UU. como lo ha reconocido el gobierno cubano en diversas oportunidades y que fuimos parte del movimiento mundial por la liberta de Alex Saab, el diplomático de Venezuela secuestrado por EE.UU, en castigo a su aporte a la lucha contra el bloqueo (en diciembre de 2023 fui convocado a presentar ponencia en el Foro sobre el Lawfare y Venezuela, la cual fue impresa como parte del libro editado por resolución del mismo). La Coordinadora Americana por los Derechos de los pueblos y víctimas de la prisión política adoptó en 2018 el lema brasilero de que “nadie suelta la mano de nadie” y jamás pedimos retribución alguna de ningún tipo, ni siquiera que adopten nuestra postura sobre los presos políticos.

Aunque no estemos de acuerdo entendemos a quienes piensan que hay razones de estado que permiten eludir deberes éticos y morales, como, por ejemplo defender a presos políticos que no sean propios, ya que no defender a los “propios”  ya sería otra cosa tan terrible que ni siquiera la nombro; pero permítanme opinar que defender los presos políticos propios no es suficiente pergamino para alegar ser humanista, respetuoso de los derechos humanos y mucho menos para proclamarse campeón del internacionalismo revolucionario; es la condición mínima de existencia como proyecto político, qué sería de una fuerza que abandona a los propios en manos del enemigo por haber cumplido tareas o realizado acciones que emanan de la condición misma del proyecto político en cuestión.  Ya que es imposible justificar la falta de solidaridad revolucionaria para quienes se proclaman campeones revolucionarios la solución se encuentra en la mentada razón de estado, acaso el concepto más antiguo de los ciencias políticas que justifica toda acción, no importa si contradice la ética o los principios constituyentes de la fuerza en la defensa última del proyecto mismo, hecho estado y confundido con el estado. Erróneamente atribuido a Maquiavelo, es indiscutible que de toda su obra se desprende el concepto que a veces se difunde con el más conocido “el fin justifica los medios” que pareciera ser haber sido una nota de Napoleón Bonaparte al texto de Maquiavelo. 

El concepto atravesó siglos de historia y ya en el siglo XX cambió su nombre por el de “realismo político” que todo justifica en la adversa correlación de fuerzas como ya criticara con rigor sin igual Antonio Gramsci en sus Notas sobre Maquiavelo, sobre la política y el estado moderno que las escribiera en la cárcel fascista casi al mismo tiempo que en su querida Unión Soviética, José Stalin transformaba la razón de estado en la razón suprema de toda política, de toda moral  y del movimiento comunista internacional por entonces agrupado en la Internacional Comunista.  Para ser justos con Stalin, había sido el  propio Lenin quien propusiera en 1920 que para que un partido pudiera ser admitido en la Internacional Comunista debía cumplir entre otras veinte y un condiciones la siguiente: 14.- Todo partido que quiera adherirse a la Internacional Comunista tiene la obligación de apoyar incondicionalmente todas las repúblicas soviéticas en la lucha contra las fuerzas contrarrevolucionarias  condición razonable, necesaria y oportuna, pero que contenía el germen del problema que luego se desplegaría con Stalin: la incondicionalidad que puede entenderes en las brutales condiciones de bloqueo e invasión militar de los principales catorce países del mundo, incluyendo EE.UU., Francia y  Gran Bretaña pero que iría fomentando el dogma de la infalibilidad, propiedad de los Papas en la religión católica pero nunca de los revolucionarios.  Ahora bien, para intentar mantenernos en los márgenes de esta discusión, conviene recordar que la razón de estado estalinista llegó a limites grotescos con Leonid Breshnev (jefe del PCUS y la URSS entre 1964, luego de Nikita Krushev,  y su muerte en 1982, luego de lo cual sobrevinieron tiempos vertiginosos de decadencia que culminaron en la Perestroika y la disolución de la URSS en 1990) y su teoría de la soberanía limitada (intervención militar en Checoeslovaquia en 1968 y Afganistán en 1979) y el deterioro ostensible de la democracia socialista hasta transferir todo el poder a los burócratas que luego sería la nueva casta oligárquica de la Rusia pos socialista.  El punto es que a la caída de la URSS y todo el socialismo estatalista de la Europa del Este (Polonia, Hungría, Checoeslovaquia, Albania, Yugoeslavia  y la Alemania del este) una de las pocas conclusiones casi unánimes de los revolucionarios  y “progresistas” en todo el mundo sería que revolución y democracia no son términos escindibles.   Y eso en ninguno de los dos sentidos porque en América Latina, al decir del comandante sandinista Tomás Borge quien quiera democracia verdadera deberá luchar por la liberación nacional pero esta, y esto ya es mío, solo será resultado de las luchas populares y de la acción de un sujeto pueblo dueño de su destino que no traslade la soberanía popular a nadie, y mucho menos a los gerentes del dominio colonial imperial. 

Desde los noventa en adelante se desplegó un ejército de críticos del stalinismo que pocas veces distinguían entre stalinismo y comunismo al tiempo que crecía la idea de la tercera vía, ya no entre socialismos estatalista y capitalismo de estado de bienestar sino entre dos modelos capitalistas: uno neoliberal y otro de rostro humano sacando de la discusión nada menos que la Revolución y el Socialismo.   América Latina, de la mano de Fidel Castro, de Shafik Handal, de Manuel Marulanda, de Patricio Echegaray fue un continente de resistencia a la claudicación, juntos escribieron la carta de los cinco en que hablaban del continente de la esperanza revolucionaria y cada uno de ellos, en sus condiciones y contexto, practicaron la solidaridad irrestricta y el internacionalismo revolucionario. 

A veces se olvidan dos cosas: una es que el ciclo de gobiernos progresistas de Lula, Chávez, Evo, Correa y Kirchner vino luego y no antes de esa resistencia de principios, y segundo que el debate entre revolución y tercera vía atravesó y atraviesa a todos los partidos y todos los espacios.  Incluidos Cuba y Venezuela aunque el secretismo (un hijo putativo de la rezón de estado) no permita conocer los debates reales que transcurren detrás de, solo por ejemplo, la separación de sus funciones de Felipe Pérez Roque y Alejandro Lage en el 2009 cuando eran nada menos que Ministro de Relaciones Exteriores por diez años y secretario del Consejo de Ministros y  uno de los vicepresidentes (desde 1993)  del gobierno revolucionario. 

Cierto es que Cuba defendió con dientes y uñas a los revolucionarios capturados por el Imperio, así como Venezuela hizo lo mismo con Saab, con toda razón y el acompañamiento de todo el movimiento revolucionario del continente pero también es cierto que hace años que no se escucha ninguna voz clamando por los presos políticos que hemos enumerado más arriba y que el silencio de Cuba y Venezuela ante la proscripción de Evo y los 120 militantes populares bolivianos encerrados por el gobierno de Arce es tan estruendoso como doloroso.  Y lo mismo vale para el Foro de San Pablo, el consejo de movimientos sociales del ALBA TCP, y casi todos los partidos de participación en gobiernos nacionales como el de Uruguay, Chile o Brasil incluida casi toda la izquierda argentina, sea del origen que sea, peronista o comunista de todas las tradiciones.[iii]

Ante la falta de debate, y de argumentos, se puede pensar que consideran desfavorable para la defensa de sus gobiernos y del proceso de integración latinoamericana o mundial (casi todos ellos apuestan de buen grado y correctamente al crecimiento de los BRICS y el nacimiento de una multipolaridad que algún día modere los apetitos imperiales sobre el continente, idea que merece otro largo debate ya que por ahora sucede lo contrario). Es una falta ética y un error político, ninguna revolución se salva con menos conciencia revolucionaria y dejando de lado el internacionalismo revolucionario o al menos la idea de Bolívar y San Martín, Martí y Sandino, el Che y Allende de que la revolución americana será continental o no será nada.

Cierro citando al nombrado Salvador Allende en ocasión de tener que decidir sobre el destino de los revolucionarios argentinos fugados de Trelew (22/871972) que pedían salir para Cuba, a poco de iniciar el gobierno de la Unidad Popular y con el asedio extorsivo de los gobiernos de Argentina, Brasil y el omnipotente EE.UU. y la cloaca de la OEA. 

Chile no es un portaviones para que se lo use como base de operaciones.

Chile es un país capitalista con un gobierno socialista y nuestra situación es realmente difícil’.   Repitió, haciéndolos propios, todos los argumentos de sus ministros. Nosotros nos hundíamos cada vez más en las sillas. De pronto, Allende dijo: ‘La disyuntiva es entre devolverlos o dejarlos presos…‘. Hubo un segundo de silencio que Allende rompió con un puñetazo sobre la mesa:

 ‘Pero éste es un gobierno socialista, mierda, así que esta noche se van para La Habana’.  [iv]


[i] https://www.democracynow.org/es/2025/5/30/soy_una_presa_politica_hablamos_con

[ii] https://derechosdelospueblos.net/2024/09/10/de-que-hablamos-cuando-hablamos-de-presos-politicos-en-toda-america/

[iii] Para hacer esta afirmación he revisado minuciosamente los siguientes portales: sobre Venezuela  https://www.telesurtv.net/?s=presos+politicos   sobre Cuba   http://www.cubadebate.cu/?s=presos+ppl%C3%ADticos sobre Argentina   Inicio – Nuestra Propuesta  https://www.laizquierdadiario.com/

[iv] https://ia802306.us.archive.org/35/items/210396/Maria%20Seoane%2C%20Todo%20o%20nada.%20Mario%20Roberto%20Santucho.pdf  página 187, testimonio de Eduardo Duhalde, secretario nacional de derechos humanos en el 2014 en el  juicio por la masacre de Trelew

Fuente: https://cronicasdelnuevosiglo.com/2025/06/03/por-que-los-presos-politicos-son-invisibles-para-casi-todos-incluidos-los-gobiernos-populares-y-la-izquierda-revolucionaria-de-las-americas/

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